INTRODUCCIÓN
El espíritu
emprendedor, expresado como el proceso de creación de empresas en una economía,
coadyuva en la generación y fortalecimiento no solo del sector empresarial sino
de la sociedad en general, de ahí, que muchas instituciones académicas han
integrado dentro de sus actividades el fomento y estudio de la actitud
emprendedora; dada la necesidad de
disponer de información actualizada, objetiva y confiable, que permita cambiar la actitud rentista de la
población hacia una de producción y
participación activa en la actividad económica (Mita &
Mújica, 2008).
En este sentido, el presente artículo pretende realizar
un análisis sintético de las características psicológicas de los emprendedores
exitosos y plantear lineamientos de acción de tipo didáctico que permitan
fomentar el emprendedurismo entre los estudiantes universitarios.
MÉTODOS
Para la
realización del presente artículo se ha recurrido a la revisión de información
secundaria, habiendo seleccionado tres artículos que se publicaron los años
2011, 2006 y 2004 respectivamente, en las siguientes revistas
especializadas en el área de ciencias sociales:
·
ARBOR Ciencia,
Pensamiento y Cultura, publicada por el Consejo Superior de Investigación
Científica de España.
·
FACES, publicada por la Facultad de Ciencias
Económicas y Sociales de la Universidad Nacional de Mar del Plata.
·
Portularia, publicada por la Universidad de
Huelva.
Así también,
se consultaron otras fuentes bibliográficas relacionadas con el tema objeto de
estudio.
RESULTADOS
Entre las características psicológicas que
convierten al emprendedor en un individuo capaz de conseguir el éxito en un
determinado proyecto empresarial, Iakovleva y Kolvereid identifican los
siguientes rasgos: liderazgo, propensión al riesgo, creatividad, intuición e
innovación, factores que están significativamente correlacionados con el
rendimiento y el crecimiento de un proyecto empresarial (Iakovleva & Ivereid, 2005).
Otros
autores indican que los factores psicológicos determinantes para el éxito de un
emprendimiento son por orden de importancia: “motivación, energía e iniciativa
personal, innovación y creatividad, capacidad de análisis (...), propensión al
riesgo y capacidad de relación [entendido como redes de contactos sociales que
coadyuven a la consolidación de la organización empresarial]” (De Pablo, Santos, & Bueno, 2004).
Si bien los anteriores trabajos disgregan la
conducta emprendedora a través de características específicas y distintivas de
personalidad, existen trabajos que engloban el espíritu emprendedor en un solo aspecto,
como la proactividad, entendida como
aquel rasgo que hace que las personas “no se preocupen tanto de dar respuestas
sino de hacerse preguntas, de cuestionarse qué estoy haciendo, cómo lo estoy
haciendo, por qué lo hago, cómo me gustaría hacerlo, lo podría hacer de alguna
otra manera, que debería de cambiar en cosas que creo que mañana no van a
funcionar o cosas que creo que la realidad me demandará hacerlo de manera
diferente” (Ares Parra,
2004).
Al respecto es preciso indicar que las personas proactivas tienen mayores
niveles de autoestima, seguridad y autoconfianza, que definitivamente inciden
de manera positiva en el proyecto empresarial, posibilitando afrontar con mayor
objetividad los niveles de incertidumbre que se enfrentan al momento de tomar
decisiones relacionadas con las área de finanzas, marketing, operaciones y
recursos humanos.
Una vez
descritos los principales rasgos o características psicológicas de los
emprendedores de éxito surge la pregunta ¿de qué manera se pueden incorporar
éstos en los procesos de enseñanza aprendizaje desarrollados en las
instituciones de educación superior?
Al respecto,
se plantean diferentes propuestas que plantean incorporar asignaturas
relacionadas con el emprendedurismo, capacitar a los docentes en temáticas
relacionadas con innovación y emprendimiento, realizar actividades de fomento y
difusión y
de estimulación mediante concursos de proyectos y ferias (Delicio, 2006).Es importante indicar que para el
desarrollo de las actividades indicadas, es preciso desarrollar un proceso de
planificación en el que estén involucrados los diferentes estamentos que
componen a la universidad, así como se cuenten con los recursos económicos y
humanos necesarios para su ejecución, de lo contrario únicamente se
desarrollarán esfuerzos aislados que contribuirán poco a la formación de
actitudes emprendedoras entre los estudiantes.
Ripolles
(2011), pone de manifiesto la importancia del aprendizaje por proyecto tutorizado, donde el estudiantes deberá
desarrollar y en lo posible aplicar un plan de negocio que dé lugar a una nueva
empresa y el aprendizaje voluntario, donde
“la persona que está aprendiendo (…) debe adoptar un nuevo rol y cambiar su autoconcepto
y comportamiento; por lo que el aprendizaje debe estar autodirigido. El papel
del instructor es proporcionar marcos conceptuales, guía, información, opinión
y motivación para desarrollar el nuevo conocimiento y comportamiento”.
Como se puede observar, las propuestas descritas
anteriormente son altamente complementarias y susceptibles de aplicación por
las universidades nacionales, las cuales deben tener entre sus objetivo el desarrollar
la capacidad de autoempleo en los estudiantes a través de impartir competencias
necesarias para promover, a lo largo de toda la vida, la creatividad, la
flexibilidad, la capacidad de adaptación y la habilidad para aprender a
aprender y resolver problemas, capacidades características del comportamiento
emprendedor.
DISCUSIÓN
Es indudable que el comprender los rasgos psicológicos
que determinan el comportamiento de los emprendedores exitosos, es importante
para las instituciones de educación superior, ya que contribuirá a incorporar
dentro del proceso docente educativo, contenidos y actividades dirigidas a
generar y fortalecer dichos rasgos entre los estudiantes universitarios,
contribuyendo a impulsar el espíritu empresarial, fomentando una actitud
favorable y una mayor sensibilización hacia la profesión de empresario, lo cual
redundaría en la creación de un mayor número de empresas.
Tradicionalmente el objetivo de las instituciones universitarias lejos de formar a empresarios,
se ha centrado en preparar profesionales cuya inserción en el mercado laboral
se consigue, de forma mayoritaria, a través del trabajo por cuenta ajena en
empresas ya existentes, o mediante su incorporación a la Administración Pública,
no obstante en los últimos años se
atisba una mayor sensibilidad de la Universidad hacia este tema, y se comienzan a
desarrollar acciones para fomentar entre los estudiantes la creación de empresas (De Pablo,
Casani, Santos, & Cabezuelo, 2001)
Es imperioso rescatar las experiencias de fomento a la
actividad emprendedora desarrollada por otras instituciones de educación
superior tanto a nivel nacional e internacional, mismas que pueden ser
aplicadas considerando las características y necesidades del entorno
socioeconómico, para ello son necesarios el compromiso de autoridades, docentes
y sobre todo de los estudiantes universitarios.