INTRODUCCIÓN
No cabe duda que internet
ha cambiado muchas facetas de la vida del ser humano, una de estas es la
educación, ya que brinda tanto a docentes como estudiantes la posibilidad de
acceder a gran cantidad de información en todas las áreas del conocimiento humano,
facilitando de este modo el proceso de enseñanza aprendizaje y la
investigación. Por el contrario, el internet también se ha convertido en una
herramienta que los estudiantes emplean para el plagio, razón por la cual este
fenómeno es cada vez más estudiado a nivel latinoamericano destacando trabajos desarrollados
en México (Cerezo, 2006);
Chile (Campos, 2006); Brasil (Ferraz Silva, 2008); Argentina (Bordignon, 2007); entre otros.
Lo
anterior evidencia la preocupación existente en el ambiente académico respecto
a este fenómeno, toda vez que las instituciones de educación superior, se
constituyen en espacios donde no sólo se imparte conocimiento técnico, sino
también valores, mismos que deben entenderse como “creencias durables de que un tipo de comportamiento
específico o un objetivo final de la existencia es preferible, personal y socialmente,
a otro tipo de comportamiento u otro estado final de la existencia contrario o
convergente” (Rokeach, 1973).
En este sentido, el presente ensayo
abordará el plagio y la educación en valores como manera de enfrentar esta
problemática, poniendo de relevancia la honestidad como valor fundamental que
debe ser interiorizado en los estudiantes para evitar el mismo.
DESARROLLO
El plagio existe desde
que el ser humano ha producido ideas, es decir, desde siempre. En el plano
científico, el plagio es altamente perjudicial dado que se constituye en
“fraude académico”, es decir, un falso conocimiento.
Entre los motivos para el
plagio se encuentran: “la angustia por
pasar la materia, en el caso de los universitarios, y la de publicar en el caso
de los investigadores, son las razones fundamentales para plagiar, es decir,
habría una presión social importante que empuja a cometer este delito” (Ayllon, 2013).
Ciertamente el plagio es
una preocupación entre las instituciones de educación superior que han incluido
en su normativa específica, determinadas sanciones para aquellos que incurran
en este acto, al igual que editoriales y revistas científicas. Por otro lado,
el impartir conocimientos respecto a la escritura
científica a los participantes de programas educativos, se constituye en una
alternativa para enfrentar el plagio, así como emplear el internet y las
diferentes herramientas que nos ofrece para detectar trabajos plagiados.
Sin embargo, se debe recordar
que los valores son fundamentales dentro de todo proceso educativo, recuérdese
que para lograr la formación integral de los seres humanos es preciso desarrollar
competencias en las esferas del saber
conocer, saber hacer y saber ser. Precisamente la esfera del saber ser, se caracteriza por la
construcción de la identidad personal y la conciencia y control del proceso
emocional en la realización de la profesión (…) y tiene como instrumentos los
valores, actitudes y normas” (Mendez, 2014).
En tal sentido, los procesos educativos en la educación superior deben
fomentar valores y uno de los más importantes para combatir el plagio es la honestidad, ya que se constituye en
una competencia que debe
adquirir el estudiante de programas presenciales, no presenciales o mixtos.
Hablar de honestidad implica además del cumplimiento de las tareas en forma
transparente, la responsabilidad en su proceso de enseñanza aprendizaje,
debiendo ser honesto en mostrar sus temores y dudas, en preguntar, pedir ayuda,
plantear dudas a su docente o tutor, pedir mayor explicaciones y ejemplos,
solicitar apoyo, entre otros (Amundson, 2012).
Según la Real Academia
Española, el vocablo Honestidad viene del latín honestitas, pudiendo definirse
como, “la virtud que caracteriza a las
personas por el respeto a las buenas costumbres, a los principios morales y a
los bienes ajenos, es la acción de evitar apropiarse de lo que no nos
pertenece”.
Es imperioso indicar, que si
bien el valor de la honestidad se aprende en la familia, las instituciones de
educación superior también están llamadas a enseñar valores y no solamente como
parte del currículo oculto, por ello la labor del docente es fundamental,
debiendo promover valores a partir del ejemplo. “Un docente honesto va a fortalecer la honestidad
personal en la realización del destino de sus estudiantes va a generar
confianza y admiración de sus estudiantes el valorara a sus semejante como
seres humanos fomentando a generar confianza, fe, y esperanza. El docente debe
ser puntual cumplir con todo lo que debe y aun más, para formar personas con
honestidad intelectual que busquen, amen, perdonen, acepten, vivan, y transmitan
la verdad. La verdad es la honestidad, desde que el niño nace hasta que es
hombre adulto se le debe mostrar desde el hogar, escuela y entorno lo que es
esto” (Álvarez,
2010).
Para fortalecer y promover el valor de la
honestidad dentro de los procesos de enseñanza aprendizaje, se pueden seguir
las siguientes prácticas: enseñar con el ejemplo; dar conocer los beneficios
que tiene la práctica de este valor; concientizar respecto a las consecuencias
de la deshonestidad; desarrollar dinámicas de juego de roles en las que se
promuevan valores; promover el respeto a los demás, siendo sincero en la
relación con el otro, es decir, no mentir y decir la verdad por más dura que
sea; entre otras.
CONCLUSIONES
Ante la práctica cada vez más creciente de fraude
académico o plagio en las instituciones de educación superior, los valores se
manifiestan como una forma efectiva de enfrentarlo, ya que la formación en
valores promueve la formación de profesionales con principios éticos y morales
que le beneficiarán a él mismo ya la
sociedad en la cual prestará sus servicios y se desarrollará. Se considera a la honestidad, como valor fundamental a ser promovido en
los procesos de enseñanza aprendizaje, ya que su observancia permitiría disminuir
los casos de plagio y fraude académico y
además contribuirá en la formación de mejores seres humanos y profesionales más
íntegros.
Las instituciones de educación superior no pueden dejar de lado los
valores en una lógica puramente academicista, por tanto, es imperiosa su
incorporación al proceso docente educativo para fortalecer la esfera del saber
ser.
BIBLIOGRAFÍA
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Amundson, M. (28 de noviembre de 2012). Negocios
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Ayllon, V. (2013). Módulo: Exploración
y manejo de Biblioteas virtuales: Manual. Sucre: Dirección de
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Jornadas de Educación en informática y TIC en Argentina. Argentina:
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Cerezo, H. (2006). Aspectos éticos del
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Ferraz Silva, O. (2008). Engre el
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Mendez, G. (2 de Junio de 2014). Análisis
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http://analisiseconomico.info/index.php/opinion2/122-las-competencias-y-sus-tipologias
Rokeach, M. (1973). The Nature f Human
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